LA INFLACIÓN HACE RETROCEDER LOS INGRESOS DE LOS HOGARES ARGENTINOS A NIVELES DE HACE 15 AÑOS

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Según un informe privado, el poder adquisitivo de la masa de ingresos en Argentina ha disminuido de manera significativa este año, alcanzando una caída del 14% en promedio en comparación con el año pasado. Se estima que esta pérdida supere los USD 37.000 millones, reflejando un retroceso a niveles de ingresos similares a los de 2007 y 2008. A pesar de las altas tasas de empleo reportadas, la inflación acelerada ha erosionado la capacidad de compra de la población, impactando severamente a empleados privados y públicos, jubilados y beneficiarios de planes sociales.

El informe destaca que, aunque las medidas de protección de ingresos impulsadas por el ministro de Economía, Sergio Massa, pretendían contrarrestar esta situación, la realidad refleja una disminución significativa en los ingresos reales. Se observa una reducción del poder adquisitivo no solo en el empleo formal, sino también en las jubilaciones y asignaciones sociales.

Las autoras del informe, Laura Caullo y Azul Chincarini, investigadoras del Ieral de la Fundación Mediterránea, subrayan que la erosión de los saldos monetarios debido a una inflación anual por encima del 160% se ha convertido en un desafío crucial para la economía. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por mitigar los efectos de la crisis, la reducción de ingresos se ha evidenciado en todos los sectores, reflejando una situación económica cada vez más desafiante.

La caída del poder adquisitivo ha afectado de manera desproporcionada a trabajadores informales e independientes, lo que posiblemente haya contribuido a una mayor desconfianza en el gobierno y una mayor aceptación de mensajes críticos y propuestas alternativas, como las presentadas por Javier Milei.

El estudio también señala diferencias en los ingresos a nivel provincial, destacando la variabilidad de salarios públicos y privados en diferentes regiones del país, con disminuciones en casi todas las provincias en términos reales. La persistente erosión de los ingresos, sumada a las condiciones económicas y políticas actuales, plantea un desafío considerable para el futuro inmediato de la economía argentina.